ATENCION ATENCION
Al declarar ayer “Soy Gay” y autodenominarme “Mariconsito Homofóbico” hoy, quiero quitar de en medio la falsa importancia que se le ha dado a la orientación sexual de un individuo y así poder ser más efectivo en llamar la atención sobre la irritante injerencia de un gobierno extranjero que pretende IMPONER una línea cultural en otro país, independientemente del objeto de esa imposición.
Ok, soy gay…
— José Grullón (@josegrullon) July 18, 2013
El conflicto es lo más reñido con el espíritu de la diplomacia y es irresponsable pasarlo por alto cuando hemos visto el cisma que ha provocado este debate artificial e intempestivo en el seno de nuestra sociedad. Los dominicanos NO nos merecemos esto y es doloroso que se pretenda ahogar esta realidad con eufemismos.
E má… Me jarté de ser GAY: Volveré a ser el mismo MARICONSITO HOMOFOBICO de siempre! ¡¡Su maldita madre a los gringos!!
— José Grullón (@josegrullon) July 19, 2013
Ezra Pound escribió: “Esclavo es el que espera que venga alguien a liberarlo”. Si cualquier dominicano que diga sentirse discriminado o victimizado ve a este “enviado” como su salvación, debido a su afinidad con el objeto de su alegada discriminación o por servilismo propio, entonces estamos fallando como país. Aún así, debemos estar claros en que las “soluciones importadas” nunca han funcionado bien.
Esta prueba de tolerancia, igualdad y fortaleza de los derechos individuales, debemos superarla nosotros mismos y por nuestros propios medios.
Lo más cómico: Gente que dice quererme “aunque” sea gay.
— José Grullón (@josegrullon) July 19, 2013
Un par de preguntitas no le hacen daño a nadie, algo así como: ¿qué sal querrá ese huevo? ó ¿Cuándo han priorizado los gringos nuestro bienestar por encima del de ellos? ó ¿No son estos los mismos gringos que nos invadieron 2 veces el siglo pasado? ó ¿Por qué hay que atacar a un “embajador”? Más aún, ¿por qué hay que “defenderlo”? ¿Y e’ obliga’o el asunto? — Por ahí va la cosa…
Si se me malinterpreta, ya sea sin querer o queriendo, estoy en disposición de asumirlo con estoicismo a condición de que se escuche el tono de esta campana, aunque suene lejana.