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Dominicanos, no nos dejemos engañar…

El debate sobre los derechos de los homosexuales es una distracción y no debe ser el enfoque que se le dé al nombramiento de Mr. Wally Brewster como embajador de los EE. UU. en nuestro país. Lo que realmente me irrita es que nos quieran trazar SUS directrices por un camino que debemos transitar nosotros mismos.

Panfleto Operación Power Pack, Rep. Dom. 1965

Panfleto Operación Power Pack, Rep. Dom. 1965

A mí NO me importa la preferencia sexual de nadie ni nunca he pretendido juzgar a nadie. En lo personal, pregono la igualdad. Ahora busco desterrar aquel tema que ha sido traído eufemísticamente por los pelos a la atención pública para que se pueda ver la INJERENCIA como fondo real de las acciones de los EE. UU. y por eso ruego que se deje de lado esa discusión estéril para que se atienda a la odiosa forma de los americanos, que se descarte el objeto de la imposición para que se pueda rechazar la acción misma, por lo intempestiva e improcedente de ella y no porque quiera yo sustentar ninguna posición homofóbica.

Los Estados Unidos, históricamente, han pretendido pintarse como paladines de la Justicia y panacea de las libertadas, pero no lo son. Ese nombramiento, que es uno de muchos, evidencia la actitud sistemáticamente desconsiderada con la que nos han tratado siempre.

Frente a la reacción de las iglesias, que son representativas de una parte importante de nuestra población, la Embajada contestó que el Sr. Brewster NO viene a hacer activismo y eso es MENTIRA. Sí viene a hacer activismo. El mero nombramiento ES activismo.

Aquí están, en castellano (la traducción es mía), las verdaderas intenciones del presidente Obama, expresadas en este memorandum ejecutivo del 6 de diciembre de 2011:

“Por medio de este memorándum estoy dando instrucciones a todos los organismos del servicio exterior para garantizar que la diplomacia de EE.UU. y la ayuda extranjera promuevan y protejan los derechos de las personas LGBT.” Barack Obama

El original lo pueden ver haciendo click aquí.

Si sus intenciones (las de los gringos) son tan buenas, ¿por qué mienten acerca de ellas? Confieso que luego de leer ese memorandum, me dí 60 golpes en el pecho, agradecido de que el activismo objeto del mismo es el de los derechos de los LGBT y no la promoción de la zoofilia, el incesto, la pederastía u otras cosas terribles. Sin embargo, mi queja es la misma que si tratara de cualquiera de esas barbaridades, no porque quiera equiparar la homosexualidad a ninguna de esas aberraciones, sino porque es mi reacción natural repeler cualquier tipo IMPOSICION.

Ok, soy gay…

ATENCION ATENCION

Al declarar ayer “Soy Gay” y autodenominarme “Mariconsito Homofóbico” hoy, quiero quitar de en medio la falsa importancia que se le ha dado a la orientación sexual de un individuo y así poder ser más efectivo en llamar la atención sobre la irritante injerencia de un gobierno extranjero que pretende IMPONER una línea cultural en otro país, independientemente del objeto de esa imposición.


El conflicto es lo más reñido con el espíritu de la diplomacia y es irresponsable pasarlo por alto cuando hemos visto el cisma que ha provocado este debate artificial e intempestivo en el seno de nuestra sociedad. Los dominicanos NO nos merecemos esto y es doloroso que se pretenda ahogar esta realidad con eufemismos.

Ezra Pound escribió: “Esclavo es el que espera que venga alguien a liberarlo”. Si cualquier dominicano que diga sentirse discriminado o victimizado ve a este “enviado” como su salvación, debido a su afinidad con el objeto de su alegada discriminación o por servilismo propio, entonces estamos fallando como país. Aún así, debemos estar claros en que las “soluciones importadas” nunca han funcionado bien.

Esta prueba de tolerancia, igualdad y fortaleza de los derechos individuales, debemos superarla nosotros mismos y por nuestros propios medios.

Un par de preguntitas no le hacen daño a nadie, algo así como: ¿qué sal querrá ese huevo? ó ¿Cuándo han priorizado los gringos nuestro bienestar por encima del de ellos? ó ¿No son estos los mismos gringos que nos invadieron 2 veces el siglo pasado? ó ¿Por qué hay que atacar a un “embajador”? Más aún, ¿por qué hay que “defenderlo”? ¿Y e’ obliga’o el asunto? — Por ahí va la cosa…

Si se me malinterpreta, ya sea sin querer o queriendo, estoy en disposición de asumirlo con estoicismo a condición de que se escuche el tono de esta campana, aunque suene lejana.